Una de las decisiones financieras más importantes que podemos tomar es la de comprar una casa. Durante años se ha mantenido la creencia de que “hacerse de un patrimonio” representa el punto más alto de la realización personal; sin embargo, el acelerado crecimiento de las ciudades ha elevado también el costo de vivir en ellas.
Para algunas personas ser dueños de una casa no es prioridad, por lo que están cómodas alquilando; para otros es un sueño que parece inalcanzable ante los gastos cotidianos y las eventualidades que parecen nunca terminar.
La decisión de comprar o rentar debe ser congruente con la situación y el estilo de vida de cada persona, y los pros y contras de cada opción deben ser evaluados cuidadosamente antes de decidir.
Veamos un poco más de este panorama en un cuadro comparativo:
A favor de quienes quieren comprar |
A favor de quienes prefieren rentar |
Es una forma comprometida de ahorrar mes con mes |
No tengo dinero para el enganche y gastos de escrituración |
Al ahorrar mensualmente soy más consciente de los gastos innecesarios |
Me acabo de cambiar de ciudad por cuestiones de trabajo o personales |
El valor de los bienes raíces se mantiene por encima de inflación |
No soy sujeto de crédito porque estoy endeudado |
Me permite formar un patrimonio de alto valor a través del tiempo |
Me acabo de separar o divorciar |
Permite que mi familia tenga seguridad |
Tengo mal historial en el Buró de Crédito |
En caso de tener una necesidad, puedo vender la casa para resolverla |
Es más barato rentar que pagar la mensualidad de un crédito hipotecario |
Me da estabilidad económica y emocional |
Si rento puedo vivir en una mejor colonia |
Es un patrimonio que dejaré a mi familia y eso les ayudará económicamente |
No quiero poner mi capital en una casa que no produce nada, prefiero invertir |
Con el tiempo voy mejorando mi estilo de vida con seguridad |
Si compro casa pierdo movilidad para cambiar de trabajo |
No solo resuelvo una necesidad de vida, también creo riqueza poco a poco |
Prefiero tener una calidad de vida más holgada |
Fuente: Tu Hipoteca Fácil
A grandes rasgos, podemos decir que la decisión entre comprar o rentar depende de factores tales como tu situación financiera, tus planes a futuro y, sobre todo, tus prioridades. Todo el mundo puede decirte que estás botando tu dinero a la basura al rentar, pero si lo que te interesa es vivir en una zona céntrica o cercana al trabajo, invertir en experiencias o simplemente crees que no podrías permitirte una adquisición de esa envergadura, debes saber que gozas de libre albedrío y que lo que decidas es totalmente respetable.
¿Y si quiero dejar de rentar para comprar, qué puedo hacer?
“Rentar no es tirar dinero a la basura cuando tus circunstancias indican que es lo mejor en esta etapa de tu vida. Pero quienes están dispuestos a dar el salto de la renta a la compra de vivienda deben estar conscientes de que esa adquisición implicará un compromiso de ahorro. Necesitas comprometerte a ordenar tus finanzas de modo que al final de cada mes, luego de pagar alquiler, tengas un excedente para ahorrar poco a poco y reunir el enganche de tu futura propiedad”, indica Fernando Soto-Hay, director de Tu Hipoteca Fácil.
De acuerdo con el especialista, normalmente el deseo de comprar surge cuando se busca algo más allá de un techo donde vivir, es decir, cuando se persigue la formación de un patrimonio a largo plazo, aunque destacó dos puntos que no debes olvidar cuando decidas dar el gran paso:
La casa que compres debe ser congruente con tu nivel de ingreso, con la calidad que buscas y con las expectativas de vida que tengas a futuro.
Nunca compres una casa enorme o tan lujosa que no puedas pagar o mantener, ya que esa adquisición te impedirá tener una buena calidad de vida el tiempo que dure tu crédito hipotecario.